Wednesday, May 23, 2012

Gioconda Belli


Sin Palabras

Yo invente un árbol grande,
mas grande que un hombre,
mas grande que una casa,
mas grande que una última esperanza.
Me quede con él años y años
bajo su sombra
esperando que me hablara.
Le cantaba canciones,
lo abrazaba,
le rascaba su rugosa corteza
entretejida de helechos,
mi risa reventaba flores en sus ramas,
y a cada gesto mío le crecían hojas,
le brotaban frutas…
Era mío como nunca nada ha sido mío,
pero no me hablaba.
Yo vivi pendiente de sus ruidos,
oyendo su suave aleteo de mariposa,
su crujido de animal de la selva
y  soñaba como un hermoso canto,
Pero no me hablaba.

Noches enteras llore a su pies,
apretujada entre sus raíces,
sintiendo sus brazos sobre mí,
viéndolo erguido sobre mí,
sabiendo que me estaba pensando,
pero no me hablaba…
Aprendí a cantar como pájaro,
encenderme como luciérnaga,
a  relinchar como caballo.
A veces me enfurecía y hacia que se le cayeran todas las hojas,
lo dejaba desnudo y avergonzado
ante los guanacastes,
esperando que-tal vez-entendería a las malas,
como algunos hombres,
pero nada.

Aprendí  tantas cosas para poder hablarle,
me desnude de tantas otras necesidades,
que olvidé hasta como me llamaba,
olvidé de donde venia,
olvidé a que especie de animal pertenecía
y quede muda y siempre verde
-esperanzada-
entre sus ramas.

Gioconda Belli.
Nació en Managua, Nicaragua,  en 1948. Estudió en España y en Estados Unidas. Desde 1970 participó activamente en la Resistencia  Sandinista, la FSLN, contra la dictadura de Somoza.
Ahora vive en Managua con sus niños y trabaja en la educación política.


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